domingo, 10 de enero de 2010


¿Esperanza ermitaña?

El día 22 de diciembre todos juegan por una ilusión: ganar el ‘gordo’. Es el premio mas esperado incluso en un año que todos califican con la palabra ‘crisis’. Pero la esperanza va más allá, incluso del silencio.

A las 6.45 de la mañana los monjes cartujanos se despiertan para empezar un nuevo día. La noche ha sido ajetreada: han tenido que levantarse a las 23.30 cuando llevaban cuatro horas durmiendo para cumplir su jornada. A las 10 de la mañana, una hora después del inicio de la Lotería de Navidad, vamos transitando por el camino que nos dirige a la Cartuja de Montalegre.

La Cartuja de Montalegre se sitúa en Tiana (Barcelona) y allí viven únicamente once hombres: donados, familiares, padres y hermanos. Viven ermitañamente y forman una sola comunidad. Su rutina se basa en el silencio y la no interacción entre ellos. Apenas hablan con el exterior y solo reciben noticias a través del diario que lee uno de ellos diariamente.


Ver Cartuja Montalegre en un mapa más grande

Las curvas no cesan hasta que se encuentra un gran bosque que esconde el hogar de estos once recinto se encuentra un cartel que advierte: Finca particular. A partir de aquí se retoman las curvas durante diez minutos, pero esta vez se va rodeando una muralla que protege el monasterio.

Montalegre está formado por cuatro zonas: la eremítica, donde habitan los padres y los hermanos y esta compuesta por las diferentes celdas; la comunitaria, se encuentran aquí la iglesia y el refectorio, entre otros; la zona de obediencias, aquí se lleva a cabo la vida comunitaria y es donde se encuentra la cocina, la sastrería, etc.; y, la zona de servicios, lugar donde se sitúa el taller, la granja, el huerto, etc.

Más allá de la Cartuja

Por otro lado, el cava estaba mojando a las decenas de personas que se acercaron hasta la administración ganadora de Las Ramblas, una imagen que todos los afortunados que decidieron apostar por la ilusión jamás olvidaran.

A las doce de la mañana los ganadores se acercaban hasta la administración de la lotera Isabel Moliner que celebraba con gran ilusión el ‘gordo’ que acababa de repartir por toda Barcelona. Había entregado ni más ni menos que 365 millones de euros gracias a un número premiado terminado en 5.

Vanesa Sánchez y Brandon Camera cantaban a las 12 del mediodía el número mágico: 32.365. Algunos ya habían perdido la esperanza pero dieron un bote cuando se enteraron de lo afortunados que serían por un tiempo. Justo el mismo día que los españoles entraban en estado de recesión económica, pero para muchos la crisis llegaría a su fin. En el bar Cascarilla de l’Hospitalet del Llobregat, donde tocó el quinto premio, ondeaban ‘Aquí no hay crisis’.

Pero, ¿como se vive la lotería en silencio?

Lotería cartujana

El silencio reina el lugar y una vez se accede a la iglesia de la Cartuja encontramos que es un día totalmente rutinario para ellos, no van a celebrar la Lotería de Navidad. En un cartel se informa que el próximo domingo se celebrará una misa, único contacto con el exterior.

El domingo 28 buscamos una respuesta para este hecho. Apenas diez personas de edad más avanzada se han dirigido hasta Tiana para poder asistir a la misa que se celebra cada domingo en el hogar de estos once ermitaños.

Durante la misa Josep Maria Canals no hace ninguna referencia al juego ni a todo aquello material. Un belén se encuentra apoyado en una pequeña mesa, éste es el único signo que se observa de la Navidad. Durante la hora que dura esta misa reina el silencio y las caras serias de los asistentes.

Una vez acabada, decidimos buscar una respuesta a la pregunta que se harán los conductores que pasarán cerca de la cartuja o habitantes de Tiana: ¿Juegan a la lotería los cartujos?

Nos cuentan que su vida es muy rutinaria, tienen un horario muy estricto que apenas sufre alteraciones. Una vez al mes tienen contacto entre ellos pero el resto del tiempo viven en absoluto silencio y apenas se sociabilizan con el exterior. La misa es el único acercamiento que se realiza, aunque se ha observado que una vez acabada la misa los asistentes han abandonado el recinto en apenas unos segundos.

“Las mujeres tenéis el acceso prohibido a nuestro recinto. A los únicos lugares donde podéis acceder son a la capilla donde se realiza la misa y a esta sala” nos cuenta el padre que ha realizado la misa. En la sala encontramos varias pinturas de santos y dioses pero no reflejan como puede ser la cartuja más allá de estas cuatro paredes.

Ellos tienen noticia sobre la existencia de la lotería ya que muchos de ellos llevan apenas diez años en la cartuja, antes eran monjes en iglesias o catedrales. Cuando le preguntan a Josep Maria Canals, padre principal en la cartuja, sobre la lotería, asegura que “no sé si alguien habrá comprado algún número, lo que si sabemos es que la lotería es un invento de los estados del mundo y quieren hacer ver que reparten el dinero y la suerte”.

La visita apenas dura un cuarto de hora y aún así nos crea más dudas: ¿cómo pueden once hombres vivir totalmente aislados y no tener comunicación entre ellos? Hemos encontrado respuesta a la participación en el juego pero, ¿Qué hay más allá de la capilla y esta sala?

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